En el mundo tributario de España, los términos bonificaciones fiscales y exenciones fiscales aparecen con frecuencia, pero no siempre queda claro qué significan exactamente, en qué se diferencian, quiénes pueden aprovecharlas, cómo se aplican, y cuáles son los beneficios reales.
En este artículo te lo explico todo, con especial atención a lo que está vigente en septiembre de 2025, y por qué conviene contar con profesionales para aplicar estas medidas correctamente.
¿Qué son una bonificación y una exención fiscal? Diferencias clave
- Exención fiscal: significa que una determinada renta, actividad, bien, impuesto o hecho imponible queda total o parcialmente libre de tributación. Es decir, en ciertos casos la ley determina que no se paga impuesto alguno sobre ese concepto, o que aunque haya obligación normativa, no hay cuota impositiva que satisfacer.
- Bonificación fiscal: consiste en una reducción del impuesto que hay que pagar. No se exime la obligación de tributar, pero la carga fiscal disminuye, a veces de forma significativa. Las bonificaciones pueden afectar a la cuota íntegra (lo que se debe antes de aplicar reducciones), a la base imponible, o al tipo aplicable, dependiendo del impuesto.
La diferencia central es que la exención elimina o deja fuera el impuesto en ese supuesto concreto; la bonificación baja el impuesto, pero sigue habiendo obligación de liquidar algo.
Tipos de bonificaciones y exenciones que existen
A continuación, algunas de las bonificaciones y exenciones más relevantes vigentes en España en este momento, tanto a nivel estatal como autonómico/local:
- Deducción por obras de mejora de eficiencia energética en viviendas: se prorroga hasta el 31 de diciembre de 2025. Permite reducir la factura fiscal en el IRPF cuando se realizan obras que mejoren la eficiencia energética.
- Adquisición de vehículos eléctricos enchufables, pila de combustible y puntos de recarga: también prorrogadas para 2025.
- Incentivos fiscales para empresas:
- Deducciones por I+D+i (Investigación, Desarrollo e innovación).
- Régimen especial para entidades de reducida dimensión.
- Bonificaciones específicas para nuevas empresas o startups en los primeros años de actividad.
- Tributos locales:
- Bonificaciones del IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles), por ejemplo para viviendas de protección oficial, para inmuebles con instalaciones de energía renovable, para titulares de familia numerosa, etc.
- Exenciones o bonificaciones en los tributos locales para familias numerosas, para determinados tipos de terrenos urbanos o bienes rústicos, etc.
- Regímenes especiales territoriales:
- Zona Especial Canaria (ZEC): ofrece gravamen reducido del Impuesto sobre Sociedades, exenciones de dividendos/intereses, etc., para empresas que cumplan con ciertos requisitos de localización, empleo y registro.
- Otros beneficios fiscales:
- En el IRPF, deducciones relacionadas con donaciones, con la adquisición de vivienda habitual (aunque algunas de estas ventajas han sido revisadas con el paso del tiempo).
- Exenciones de ciertas tasas o tributos locales para personas en situación especial (familias numerosas, personas con discapacidad, etc.).
¿Quiénes pueden aplicar estas bonificaciones y exenciones?
No todos los contribuyentes pueden acogerse a todos los beneficios fiscales. En general, los que sí pueden hacerlo cumplen alguno o varios de estos criterios:
- Personas físicas con ciertas características: familias numerosas, personas con discapacidad, contribuyentes que residan en determinados territorios, que realicen inversiones verdes, etc.
- Empresas que cumplan requisitos legales específicos: tamaño (PYMES vs grandes empresas), tipo de actividad (I+D+i, sostenibilidad, eficiencia energética…), fecha de inicio de actividad, ubicación geográfica (por ejemplo ZEC) etc.
- Autónomos que desarrollen actividades reconocidas como susceptibles de incentivos fiscales.
- Sujetos pasivos de tributos locales que cumplan los requisitos de las ordenanzas municipales correspondientes.
Además, algunos beneficios fiscales son automáticos (la ley los establece para quien cumpla los requisitos), pero otros demandan una solicitud expresa (“carácter rogado”) ante la administración relevante.
¿Cómo implementarlas (o acogerse)? Pasos usuales
Para aprovechar bonificaciones y exenciones fiscales correctamente, conviene seguir un proceso estructurado. Aquí los pasos habituales:
Identificar los beneficios fiscales aplicables
Revisar la normativa estatal, autonómica y local: leyes de IRPF, Impuesto sobre Sociedades, normativas municipales, etc., para detectar qué bonificaciones o exenciones podrían aplicarte.
Verificar los requisitos
Analizar cuidadosamente los criterios legales: plazos, porcentaje de ejecución, tipo de actividad, titularidad, evaluaciones ambientales, certificaciones declaradas, etc.
Documentación y acreditación
Tener preparada toda la documentación: facturas, certificaciones técnicas, informes técnicos, permisos municipales, informes de homologación, justificantes de pago, etc.
Solicitud, si es necesaria
Si el beneficio fiscal no es automático, hay que presentarlo mediante instancia al órgano competente (Hacienda estatal, Hacienda autonómica, ayuntamiento, etc.), antes de los plazos establecidos.
Declaración tributaria
Incluir el beneficio fiscal en la declaración correspondiente (IRPF, Impuesto de Sociedades, declaraciones locales). Asegurarse de que se refleja correctamente en los modelos oficiales y que se cumple con los plazos de presentación.
Seguimiento y conservación de justificantes
Mantener todos los documentos durante los plazos que la ley exige (normalmente varios años), ya que en caso de inspección fiscal se requerirá su acreditación.
Beneficios de aplicar bonificaciones y exenciones fiscales
- Ahorro directo en la carga fiscal: menor pago de impuestos, lo que mejora la liquidez tanto de empresas como de particulares.
- Incentivo para inversiones estratégicas: muchas bonificaciones se diseñan para promover la eficiencia energética, la innovación (I+D+i), la sostenibilidad, etc.
- Competitividad: para las empresas, poder reducir costes fiscales puede permitir más capacidad de reinversión, expansión, mejora tecnológica.
- Justicia fiscal y redistribución: cuando bien aplicadas, las bonificaciones/exenciones ayudan a quienes tienen menos recursos y promueven objetivos sociales.
- Mejor planificación financiera: anticipar si un proyecto puede beneficiarse fiscalmente cambia decisiones de inversión.
Importancia de operar bajo el acompañamiento profesional
Aunque algunas bonificaciones exenciones parezcan sencillas, hay riesgos si no se gestionan correctamente:
- Errores formales o de interpretación que implican rechazos o sanciones.
- No cumplir plazos, lo que puede invalidar el derecho al beneficio.
- Falsas expectativas fiscales: suponer que uno puede aplicarse un beneficio cuando legalmente no se cumple algún requisito puede generar una situación de riesgo con Hacienda.
- Auditorías o inspecciones: si no se conservan justificantes, se hace mal la solicitud, o no se documenta adecuadamente, se puede perder el beneficio, tener que devolver cantidades, pagar intereses o sanciones.
Si quieres asegurarte de que aplicas todos los beneficios fiscales a los que tienes derecho, y evitar riesgos o errores caros, lo mejor es apoyarse en expertos en deducción fiscal.
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